En el mundo actual, no es desconocido para nadie que la tecnología avanza a pasos agigantados, pero estos pasos no siempre abren un camino hacia algo bueno, lo cual depende bastante del uso que nosotros mismos les demos. Este es el caso, por ejemplo, de las redes sociales. He tenido que ver como muchos padres les restan importancia a sus hijos por estar pegados al teléfono, publicando fotos, conversando o mandando mensajes, viendo los últimos chismes que sus amigos cibernéticos publican (algunos de los cuales probablemente ni conoce) o simplemente dando “likes” indiscriminadamente. Es cierto, las redes sociales nos han traído muchas ventajas a las cuales no les podemos restar importancia, tal es el caso de, por ejemplo, poder hablar con personas a miles de kilómetros de distancia, donde la comunicación por otros medios resultaría casi imposible, pero creo yo que principalmente se le debería dar importancia a las personas que tenemos a lado (nuestros hijos en este caso), a no ser que por azares del destino o motivos de fuerza mayor, tengamos a nuestros seres queridos lejos de nosotros.
Me cuesta trabajo ver como algunos padres, muchos de ellos muy jóvenes, prácticamente tienen al celular como un miembro más de su cuerpo, ya que la mayor parte del tiempo están agachados viendo su smartphone y revisando sus redes sociales. Esto es contraproducente en el desarrollo de nuestros hijos; al darle más atención a un aparato que a ellos, ellos piensan que son menos importancia e interesantes para sus padres y esto les acarreara problemas psicológicos futuros. Hay muchos estudios de diversas entidades que demuestran que a gran mayoría de padres les resulta difícil prestar atención a sus hijos por estar viendo el celular.
Debemos tomar conciencia de que estas actitudes son pésimas para ellos y tratemos de cambiarlas.
Empecemos por comunicarnos con ellos mirándose a la cara, dejemos de usar el celular a la hora de almuerzo o cena, en vez de publicar en las redes sociales digámosles a nuestros hijos cuando significan para nosotros y cuando los amamos, empecemos a pasar momentos de calidad con nuestros hijos porque estos quedaran grabados en sus mentes y duraran mucho más tiempo que una foto, dejemos de dar “me gusta” en internet y empecemos a decirles a ellos que nos da gusto como están creciendo y que nos pone feliz cada pequeño logro que ellos alcanzan día a día.
Tratemos a nuestros hijos como el tesoro invaluable que son, eso será mucho más gratificante para ellos y para nosotros que tener un millón de likes en una foto.
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